jueves, 11 de diciembre de 2014

Nepal, tocando el cielo con las manos



Este verano he tenido la suerte de descubrir Nepal, y desde luego a nadie puede dejarle indiferente. Nepal " tiene la suerte de tener las montañas", como me dijo mi hija al acabar el trekking por el Annapurna. Asi es, Nepal tiene las montañas y por supuesto uno de los amaneceres más bonitos que he visto nunca, en ningún otro sitio de los que conozco.
Pero en Nepal también hemos conocido la sencillez, la carencia, la humanidad, la seriedad, la ternura.Este post se lo quiero dedicar a Kumar y a Amrich. 
Kumar ha sido nuestro guía durante nuestro trekking en Nepal, el papel del guía es muy importante en este tipo de destino. Desde que el primer paso el será nuestros pies, nuestras manos y nuestro camino. Su experiencia, su discreción hace que el viaje se convierta en algo agradable. Cuando se desconoce un destino ,sus costumbres,lo que  se hace allí, y si hay una actividad deportiva por medio hay que estar bien asesorados por la empresa con la que contratas. Desde ese momento y durante esos días serán tu familia. El primer día que te adentras en la montaña, y subes, y subes, y llegas a esos peculiares guesthouse estás un poco desconcertado, no hay lujos, a veces no hay luz, no hay papel higuienico( lo compras allí), pero a la vez tienes todo, tienes una cama, una ducha "más o menos" y una cena muy rica preparada con esmero y cariño, y que Kumar se encargaba de preguntarnos, asesorarnos y decírselo a la cocinera para que a la hora deseada nos sentaramos a la mesa, para compartir las experiencias del día.
Así un día y otro y otro, con momentos duros, con momentos graciosos, con momentos de enfado, con frio, con  un perro que nos encontramos por el camino y nos sigue....Pero Kumar siempre estaba ahí. 
Amrich,(creo que no lo escribo bien), fué nuestro porteador, regalos que te da la vida. Jovencito, dieciocho años, siempre sonriendo, educado, trabajador, muy listo, inquieto,entrañable, no sabía ni lo que cobraría por llevarnos los bultos a los demás. Era fuerte y un amor. El día que me despertó a las cuatro y media o cinco de la mañana llamándonos a la puerta, al abrir y verle la expresión de alegría al señalarme: "the mountain", fue como si hubiesen llegado los Reyes Magos, él esa experiencia no la ha vivido pero como  yo sí, tuve esa sensación.
Al acabar el trekking, sentados, agotados, orgullosos, contentos, estábamos esperando a que nos recogiera el coche para dirigirnos al hotel:
- Todos sonreíamos, o por lo menos interiormente.
- Yo le pregunté que te pasa Amrich, no estás contento?
-Y me dijo con la cabeza baja, no... no mucho.
-Y eso? si somos unos campeones, si hemos acabado....
-Ya, pero eso significa que os vais.
Me hundió. Cada vez que en mi casa suena su nombre sonreímos.

Buena suerte amigos
Gema

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