lunes, 11 de febrero de 2013

De Marrakech a Ouarzazate


Salimos después del estupendo desayuno desde Marrakech en nuestro coche y con nuestro guia, Zaid. Nos dirigíamos hacía Ouarzazate, un pueblo dónde el mundo del cine ha dejado su huella.  Fuimos
atravesando montañas, pequeños puertos , la verdad es que era un paisaje muy bonito , alternando el verde con el color rojizo del adobe, tan presente en todas las construcciones. Llegamos al Col du Tichko, con una altitud de 2260 metros, cómo siempre enseguida aparecieron a vendernos todo tipo de cosas, me llamo un señor, y no sé ni por qué ni por qué no, le acabé regalando gelocatil, a pesar de que Javier me decía que "me le cargaría", el señor me dijo que era para su madre, que le dolía la cabeza. Y Zaid me miraba raro por qué efectivamente el señor ya tenía mil años. Bueno se lo dí, como sonreía.... Pasamos por una fábrica de cosmética con aceite de argan, vimos cómo se manipula y cómo se vende.  Ya al mediodia llegamos al bonito palacio de del "Glaovi" en Telouet, fué construido sobre una antigua Kasba ( edificación de la zona que a mi siempre me recordaba por forma y por color a los castillos que hacemos habitualmente de niños en la playa, sobrepuestos uno sobre otros)., del siglo XVIII, con el fin de controlar las caravanas comerciales que cruzaban desde el Africa Negra por el Valle del Dra hasta las ciudades imperiales de Marrakech, Fez y Menknes. En este palacio vivió hasta su muerte en 1956 el Pachá  Thauin El Glaoim, que por cierto tenía  tres mujeres moras y una francesa para envidia de muchos jajaja.

Después de comer en un sitio precioso un tajin riquisimo y atendidos fenomenal , nos dirigimos a través de pistas, carreteras estrechas, caminos y llegamos a unos 30 km. de Ouarzazate a Ait Ben Hadou, lo que nos costó aprenderlo, a mi por supuesto más que a Javier.



Llegamos a un Ksar, que aprendimos que eran diferentes Kasbashs, con razón todo el recorrido se llama el de las mil Kasbashs, me encantó, a veces parecen las casitas del nacimiento. Está situado al margen derecho del río Ounila, y cuando el río tiene una crecida muy grande debe ser precioso. Zaid nos adviritío que nos esperaría su amigo, Mohamed para hacernos de guia.  El sitio era precioso, habían rodado muchas películas, Indiana, 300, era, efectivamente un escenario de cine. Y nuestra sorpresa fué  nuestro guía, era un chico muy alto, de piel oscura, encantador pero vestido completamente de blanco y desprendía una alegria y una serenidad increible, decíamos que se parecía a Jesucristo. El paseo con él, sus comentarios, su forma de contarnoslo hizo que pasaramos un rato nuevamente inolvidable.  Los puestos de las calles, los artesanos.  Increible, al despedirnos una vez más nos daba pena , y continuamente nos repetimos lo majo que era. Seguimos nuestro camino y llegamos a un hotel precioso, de españoles si no me equivoco, dónde nuevamente nos hicieron sentir cómo en casa, disfrutamos de la piscina y sobre todo de una cerveza fresquita tumbados en la hamaca y saboreando el día que habíamos pasado.

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