lunes, 4 de febrero de 2013

EL DESIERTO




Primera tarde


Llegamos al hotel del desierto, no tiene direccion en la  tarjeta, es curioso aparecen las coordenadas. Es una construcción peculiar entre un castillo y un claustro en su interior, la piscina y sonrisas, muchas sonrisas.Nos instalan en una habitación muy grande con un baño y unos techos tremendos, las paredes hecas de adobe y paja, no tiene una gran ventana, lo comentamos y en unos minutos nos han cambiado de habitación, una con vistas al parking de los camelllos. Viendo fotos y videos y pudiendo imaginar una tormenta en el desierto ya entiendo la construcción y la ausencia de grandes ventanas.

Nos damos un baño, observamos el atardecer en la terraza del hotel, vemos a Marina caminar sobre las dunas, ..., creemos que hace yoga, increible escenario para ello. La gente del hotel es jovencisima, todo chicos, nos sentamos en cualquier mesa y se sientan, saluda, sonrien, les encanta preguntar ¿todo va bien?, Yo empiezo a dudar de por qué son tan simpáticos, ¿se estarán quedando con nosostros?. Con lo pesada que soy preguntando Zaid nos aclara que la gente del desierto son así, y efectivamente, nos dará tiempo a comprobar que es de verdad. Hay poco y lo dan todo. Me convierto y me hago bereber, me encantaría sr del desierto. Cenamos a la luz de las velas y después invitamos a Martina a compartir un té con nosotros, viaja sola con su guía ,es francesa, dialogamos un poco, Javier entabla conversación en perfecto francés. Una noche especial con las estrellas de techo. No puedo dormir, emoción
 

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