Cuando pasan los años y te vas haciendo mayor, te permites ciertos caprichos
que antes era más dificil dartelos. No por dinero,
no, por comodidad... cuando sois otra vez dos para viajar, la sensación
es rara, siempre te falta algo, es ley de vida, pero de repente te das cuenta
de que llegas a un hotel sin estres, con dos maletas, con libros, relajados,
deseando tomarte una cervecita en la habitación, el baño es solo para dos, no
hay que duchar a nadie, y aunque te invade una sensación agridulce, tus hijos
se han hecho mayores y por lógica unas veces vendrán y otras no..., ellos se lo
pierden. Pero observo que mucha de la gente que viaja fuera de temporada son
matrimonios de mediana edad que tienen cubiertas todas sus obligaciones
familiares, aunque estas a las madres sobre todo nunca se nos despeguen,
bendito watshap.
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